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Valladolid spress

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Este invierno estuve en Valladolid, o Pucela. Fue un viaje dicho y hecho. Un amigo tenía un examen allí y me lo comentó, como yo no había estado nunca me dijo si le acompañaba, era ir viernes y volver sábado, apenas 24 horas. Le dije que por supuesto que sí (si es que hay veces que me apunto aun bombardeo :-p). Y para allá nos fuimos.

Joooo, esa noche vi la luz. Salir de Burgos e ir a parar en la noche Vallisoletana es un soplo de aire fresco. 😀 Nos juntamos con unos amigos de mi amigo y cenamos en un restaurante cerca de la Plaza Mayor. También estuvimos de copichuelas por allí y se nos hicieron las tantas. ¡La gente baila!

Al día siguiente había quedado muy pronto con una amiga para visitar la ciudad, mientras mi amigo hacía su examen. Casi sin dormir me llevó a desayunar y luego a la Oficina de Turismo. Mientras mi amiga preguntaba unas cosas, me hicieron una encuesta sobre mi visita a Valladolid, no les pude contestar mucho, aun no había visitado la ciudad pero contesté sobre gastronomía, limpieza … Tenía que puntuar de 0 a 10 y se sorprendió cuando le puse un 7 al carácter de la gente, «pero si todo el mundo dice que somos muy antipáticos» me dijo, y yo le respondí «es que estoy viviendo en Burgos», entonces entendió el porque de mi puntuación y nos echamos a reír.

Empezamos la visita por el CAMPO GRANDE (1787), justo al lado de donde se encuentra la Oficina de Turismo. El Campo Grande es un parque público. Me recordó al Jardín de Viveros de Valencia pero un poco más pequeño. Estuvimos paseando al sol, aunque hacía 1ºC y un aire helado que me dejó casi sin voz, y llegamos al estanque donde los cisnes nadaban entre las placas de hielo.

Luego estuvimos paseando por la calle de las tiendas hacia la Plaza Mayor, la Calle Santiago creo que se llama. Sale desde la Plaza de Zorrilla, no tiene pérdida, la reconocerás seguro.

Mi amigo se reunió con nosotras y fuimos a la CASA-MUSEO DE ZORRILLA, donde nos enseñaron donde nació este famoso poeta (1817). En ella se recrea el ambiente de la casa, con muebles y utensilios de la época, algunos de ellos del propio Zorrilla, como su escritorio, con el que viajaba a todas partes porque decía que de él manaba su inspiración. Muchos de los muebles me eran muy familiares porque yo he llegado a ver ese estilo de mobiliario e incluso a usar en casa de mi tía o con mi abuela en el pueblo, era muy gracioso como la guía nos preguntaba y casi todos sabíamos para que servían las cosas, mayores y jóvenes, no estamos tan lejos de la época en que se usaba, por ejemplo, un orinal ;-).

La última habitación que nos enseñaron, se dice que estaba encantada, en ella habitaba la tía de Zorrilla. Incluso el equipo del programa de Cuarto Milenio estuvo investigando el asunto.

La Casa-Museo de Zorrilla está junto a la IGLESIA DE SAN PABLO (S.XV-XVII), la iglesia más bonita de la ciudad (al menos por fuera). La fachada es de Simón de Colonia, un artista que trabajó mucho en la época por Castilla y León (se debió forrar el tío), de estilo gótico isabelino con decoración renacentista. Además de iglesia es convento.

Nos dirigimos hacia la PLAYA DE VALLADOLID, a orilla del río Pisuerga (sí, sí, el del dicho de «aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid…«). Es funcional y está bastante bien, se debe poner hasta la bandera en cuanto hace buen tiempo. Ya he visto varias playas fluviales y algunas lacustres pero, sintiéndolo mucho, nada puede compararse a una playa de verdad, a orillas del mar u océano. ¿Quién quiere una playa a orillas del Pisuerga pudiendo bañarse en el Mediterráneo o tomar  en el lecho de un río? Y todo en la misma ciudad. ¡Visita Valencia! (Pequeño espacio publicitario que he colado en el post, jejeje). Además, después de haber dormido tan poco y de la caminata que llevábamos ya no me fijé mucho en la playa.

Por fin tuvimos una buena idea, ¡Ir de tapeo! Y, ¿donde fuimos? Al sitio más famoso de pinchos de toda Pucela, el JERO, en la calle de Correos. Estaba lleno pero conseguimos un hueco y pedimos variados. ¡Jo…..! ¡Que ricos! Combinan los ingredientes para que se mezclen los sabores en la boca de una manera impresionante. Gracias Marta por invitarnos. VOLVERÉ, es una amenaza. 😀

Y, ¿ahora qué? ¿Qué iba a hacer con dos amigos que una de sus actividades favoritas son las compras compulsivas? Pues, tarde de compras en el CENTRO COMERCIAL VALSUR. Hacía mucho tiempo que no estaba en un centro comercial con tantas tiendas y con ropa más colorida, no tan seria. Al final picamos dos de los tres. Una de mis adquisiciones fue mi monstruo favorito de Barrio Sésamo…

Merendamos, con pataaaaataaass bravas,  y mi amigo y yo nos volvimos para Burgos, jo que penita.

Me gustó el ambiente, a pesar de que el viaje fue spress y no tuve tiempo de disfrutarlo a tope ni ver las cosas con calma. Tengo que volver a Valladolid, a Pucela.